LAS RABIETAS

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Las rabietas son explosiones emocionales que ocurren generalmente entre los 2 y 4 años, normalmente debido a situaciones en las que el niño no consigue lo que quiere o algo no sale como pensaba. Es una fase natural del desarrollo infantil como parte del aprendizaje y desarrollo de la tolerancia a la frustración y canalización de las emociones (principalmente las consideradas negativas).

En el instante en que ocurre no es momento para intentar razonar, solo debemos cerciorarnos de que no se hagan daño a si mismos, los demás, ni rompan cosas que se encuentren a su alrededor.

Si cedemos ante las rabietas estamos reforzando la conducta y dando a entender que actuando de esa forma es como se pueden obtener recompensas.

Cuando la rabieta ha pasado y los niños están más calmados, podemos hablar e intentar razonar con ellos, ofreciendo alternativas de conducta (siempre dejando claro que respetamos sus sentimientos y es sano mostrar las emociones) y explicando los motivos por los que no podemos ceder ante determinadas peticiones o no hemos permitido que hagan una determinada cosa.

Es importante tener en cuenta a los niños, ser firmes (no ceder ante las rabietas), pero flexibles y respetuosos con sus sentimientos, emociones y formas de expresarlos.

Cómo podemos actuar:

✔Intentar no perder los nervios. Paciencia.

✔Explicar con mensajes claros y concisos que cuando haya calma podréis llegar a una solución.

✔Cuando llegue el momento de calma ayudar a identificar las emociones y expresarlas con palabras. Es importante que expresemos también nuestras emociones.

Una cuestión relevante en este caso es la propia gestión emocional. Los niños no solo aprenden lo que decimos o las lecciones que pretendemos dar en un determinado momento por una situación concreta, sino con nuestra forma de actuar en el día a día. Por lo que si queremos criar niños “emocionalmente sanos”, debemos comenzar por aprender a tolerar, respetar y gestionar nuestras propias emociones.