Aprender a planificar el tiempo es una de las prioridades que debemos trabajar con los niños y adolescentes. Por ello, me gusta utilizar esta planificación semanal cuando estamos trabajando técnicas de estudio. ¿Qué ventajas proporciona?

  • Aprendemos a conocer qué actividades nos resultan más o menos complicadas y el tiempo que conlleva cada una. .
  • Creamos hábitos, en este caso hábito de estudio.
  • Podemos ver fácilmente el tiempo semanal que dedicamos a cada asignatura, los cambios que vamos realizando y los resultados obtenidos en función de los mismos.
  • Implica un mayor grado de autonomía y responsabilidad.
  • Mejor organización del tiempo y mayor aprovechamiento del ocio. .

¿Cómo utilizarlo?

Para comenzar a trabajarlo, pido a los niños que rellenen la tabla con las actividades diarias (semanalmente), procurando organizar los deberes por dificultad (media-difícil-fácil) y poner por adelantado el tiempo estimado que va a llevar y, una vez finalizado, el tiempo real que ha implicado.

Poco a poco vamos creando el hábito y las estimaciones coinciden cada vez más con el tiempo real que conlleva.

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